Donde no llega la genética, llega la educación.
Donde no llega la educación, llega la sensibilidad.
Donde no llega la sensibilidad, llegan las leyes.
Y allí donde todavía no llegan las leyes hemos de llegar nosotros: los animalistas.
El animalismo no es una excentricidad, no es una moda, no es un negocio ni un pasatiempo, el animalismo es una necesidad. Probablemente la más urgente y justa de todas las necesidades, porque a pesar de la genética, de la educación, de la sensibilidad y de la ley, millones de seres vivos son explotados, torturados y ejecutados hora tras hora..
¿Qué hay cuestiones más importantes que salvar la vida de todas esas criaturas? Para ellas seguro que no. Y para los animalistas tampoco, no si creemos en las palabras de Martin Luther King:
“La injusticia en cualquier lugar es una amenaza en todos lados”.
Así de claro y así de suficiente. Guste o no guste, moleste a quien moleste y caiga quien caiga. A los estúpidos no hay que darles explicaciones porque no las van a entender. Y no se pierde el tiempo en convencer a los criminales, se emplea en detenerlos.
Y eso es lo que hacemos cada día: siendo más, estando mejor organizados y teniendo mayor presencia.
Orgulloso de pertenecer a un movimiento que, gracias al esfuerzo de todos, hace mucho tiempo que dejó de ser residual para transformarse en poderoso e imparable. Orgulloso de caminar con quienes ni se rinden ni se avergüenzan.
Orgulloso de ser animalista!!!
Proyecto 4 Patas
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