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martes, 4 de octubre de 2011

Sobredosis de adrenalina



Stress, miedo, ataques de pánico….presentan- con distintos grados de intensidad- los mismos síntomas biológicos originados fundamentalmente por una descarga elevada de adrenalina, hormona que segregan las glándulas suprarenales en situaciones de alerta o emergencia.

¿Qué es un ataque de pánico? y ¿por qué sufren algunas personas ataques y otras no? Las circunstancias de cada persona influyen. Entre las posibles causas, los expertos citan una situación de estrés además de una posible predisposición genética (las personas con familiares que sufren trastornos de ansiedad tiene mayor posibilidad) o de género (las mujeres tienen mayor probabilidad que los hombres).
Para definir un ataque de pánico hay que verlo en su contexto biológico, lo que también ayuda a muchas personas a desmitificar las síntomas y comprender qué nos está pasando.
Un ataque de pánico es la preparación del cuerpo para afrontarse a una situación de extremo peligro. Hace miles de años un ataque de pánico era una reacción muy útil. Los seres humanos no tenían dientes afilados y tampoco garras, así que había que reaccionar de forma muy rápida ante una amenaza. Tenían dos opciones: correr o luchar. Un ataque de pánico era una respuesta biológica para ambas opciones en un momento en que no había tiempo para pensar.
Todos los síntomas de un ataque de pánico tienen su razón de ser si se considera el problema dentro del contexto de la historia de la humanidad.
En los momentos de peligro inminente el organismo cambia sus prioridades, en vez de la supervivencia a largo plazo prioriza la supervivencia a corto plazo, segregando hormonas como la adrenalina, aumentando la presión sanguínea y aumentando la velocidad de respiración para poder lograr un esfuerzo muscular mayor, las piernas y las manos tiemblan porque los músculos más grandes de las piernas se están preparando para correr, y los de los brazos para luchar, las manos y pies sudan  para mejorar su capacidad de agarrarse a las cosas,
El flujo sanguíneo se va desde el estómago hasta los grupos musculares más importantes donde será utilizado en caso de emergencia. Por eso personas que experimentan ansiedad con frecuencia, también sufren a menudo problemas digestivos.
Las pupilas de los ojos se dilatan. Esto también se puede ver desde una perspectiva de supervivencia inmediata, al vomitar o defecar no solo se pesa menos y se puede correr más, sino que resultábamos  menos apetitosos ante la amenaza de un animal carnívoro.
Hoy vivimos con nuestro cuerpo “intervenido” ante el bombardeo casi constante de todos los medios de comunicación, con noticias sobre la seguridad que falta o la inseguridad que reina, creando una psicosis tal que, si además se tiene cierta predisposición para sufrir estos “trastornos de ansiedad”, salir a la calle, sería  la  sensación similar a ir a cazar o temer ser cazado, nuestro cuerpo igual se prepara para atacar o para huir aunque no sea  la misma situación que se vivía en la etapa más antigua de la humanidad.
Si los ataques de pánico se manifiestan como mecanismo de defensa, como tales tendríamos que poder considerarlos, intentar pensarlos desde este contexto, asçi tal vez  los síntomas resultarían ser menos amenazantes.   


Silvia Rodriguez Boero