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viernes, 13 de septiembre de 2019

La Salud viene de tí mismo y No te das cuenta

"Nuevo Paradigma"

Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos.
Nuestras células están constantemente observando nuestros pensamientos y siendo modificadas por ellos. Un bajón puede arrasar nuestro sistema inmunológico; serenarse, al contrario, puede fortificarlo tremendamente.
La alegría y la actividad armoniosa nos mantienen saludables y prolongan la vida. El recuerdo de una situación negativa o triste, libera las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el estrés.
Sus células están constantemente procesando todas sus experiencias y metabolizandolas de acuerdo con sus puntos de vista personales.
No se puede simplemente captar datos aislados y confirmarlos con un juzgamiento.
Usted se transforma en la interpretación cuando la internaliza.
Quien está con bajón proyecta tristeza por todas partes del cuerpo.
La producción de neurotransmisores a partir del cerebro se altera, el nivel de hormonas varía, el ciclo del sueño es interrumpido, los receptores neuropeptídicos en la superfície externa de las células de la piel se modifican, las plaquetas sanguíneas se tornan más viscosas y más propensas a formar grumos y hasta sus lágrimas contienen trazos químicos diferentes al de las lágrimas de alegría.
Todo este perfil bioquímico será drásticamente modificado cuando la persona se sienta tranquila.
Estos hechos confirman la gran necesidad de usar nuestra consciencia para crear los cuerpos que realmente necesitamos
El proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día. Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero dijo:
“Nosotros somos hechos de la misma materia que los sueños”.

¿Usted quiere saber cómo está su cuerpo hoy?

Entonces recuerde lo que pensó y sintió ayer. ¿Quiere saber cómo estará su cuerpo mañana? ¡Observe sus pensamientos y emociones hoy!
¡¡¡Recuerde que al abrir su corazón y su mente evitará que algún cirujano lo haga por usted!!!
La medicina está en ti y tú no la usas.
La falta de salud viene de ti mismo y no te das cuenta.
Hansrat Ali.

Los 4 elementos de la naturaleza

Contacto con la Naturaleza.

El contacto con la Naturaleza y las actividades al aire libre (paseo, ejercicio) son necesarios para una buena salud. Necesitamos el contacto con la naturaleza, andar descalzo en contacto con la tierra (hierba, arena de la playa), con los pies libres y “tocando tierra”.

Contacto con el agua.

Somos agua en dos terceras partes o más y esto es un indicativo de la necesidad de este elemento para el organismo. El agua limpia externamente y lo que es tan importante internamente. En muchos rituales aparece el agua. Cuando estamos cansados y estresados una ducha de agua o un baño nos “descarga” y relaja. El agua vital de los alimentos frescos, frutas y verduras o el agua pura con pocos minerales de un claro manantial es un elemento primordial para favorecer la salud o la curación de la desequilibrio. Evitaremos en todo momento los refrescos artificiales o las bebidas espiritosas. Es recomendable que la persona enferma beba cuando tenga sed, el instinto de la sed marcará la cantidad necesaria de agua para el cuerpo. Es necesario mantener la higiene personal en condiciones, y se recomienda la ducha con agua templada o un poco caliente. No utilizar los productos de la falsa higiene: colonias o desodorantes químicos.

Respiración consciente.

La respiración tiene que ver con lo emocional y psicológico. La respiración profunda y tranquila nos ayuda a recoger la energía del aire y tranquilizar la mente. No podemos olvidar que en relación a su peso, el cerebro es el órgano del cuerpo que más oxígeno consume. Se recomienda mantener abiertas las ventanas de la habitación especilmente cuando la persona está convaleciente. Es preferible taparse con más mantas o utilizar una bolsa de agua caliente a la hora de evitar el frío. Quien se encuentra en crisis de desequilibrios elimina muchas sustancias tóxicas por el aliento y si la habitación está herméticamente cerrada las vuelve a respirar. Por supuesto no se permitirá a nadie tomar productos toxicos delante del convaleciente.

Tomar el sol.

El sol es uno de los cuatro elementos de la naturaleza del que recibimos mucha energía, aunque no nos demos cuenta. Los rayos ultravioleta del sol, al incidir sobre la capa lípida, situada bajo la piel, produce vitamina D.
La vitamina D es totalmente necesaria para una buena absorción del calcio por el intestino, una disminución de su pérdida por la orina, y el posterior depósito de calcio en los huesos.
Debido a estas acciones es un elemento importante que hay que tener en cuenta en los problemas de huesos y en especial en la osteoporosis. Por supuesto las recomendaciones de tomar el sol van unidas a los consejos mínimos y sanos de no tostarnos al sol del mediodía en un día de verano con 40 grados a la sombra.
No podemos desaconsejar tomar el sol cuando creemos que tan fácil y alegremente se “receta” no tomarlo hoy en día. El sol es un elemento necesario para nuestra vida en el planeta y nuestro cuerpo necesita recibirlo, si es posible sin ropa, para que no se queje ninguna de las partes “que hay que esconder”.


Estas partes que nos tapamos guiados por nuestros falsos conceptos de la moralidad al uso, necesitan tanto el sol como cualquiera de las otras. Es importante, por ejemplo, que una persona con problemas óseos en la cadera sepa tomar el sol en esa zona, sin que nadie se escandalice por ello. El sol, es un elemento vital para nuestro organismo, del que es cierto que no podemos abusar, pero no podemos evitar tomarlo. En su medida y en su momento justo, sin “tostar” el cuerpo, nos da vida.
La luz del sol mantiene la claridad de la luz del día en la habitación y es recomendable para la persona enferma a menos que le afecte desfavorablemente, por ejemplo, en una migraña. El estado psicológico del enfermo es mejor en un día soleado.
Las casas de salud debían de estar localizados en sitios tranquilos, en plena naturaleza y contar con unos jardines o campo para pasear.

Fuente:
Ayurveda Tibetano.

 

lunes, 2 de septiembre de 2019

¿DE VERDAD LOS MONJES BUDISTAS HAN DEJADO DE TEMER A LA MUERTE?

"Nuevo Paradigma"

 El miedo a la muerte nos presenta el lado humano de los monjes budistas.



 budismo-miedo-a-la-muerte-monjes-budistas-filosofia


Para la mayoría, sabernos mortales resulta aterrador. Pero el budismo ha probado ofrecer, en vida, algo más trascendente y a la vez, conciliador: el cambio. Algo central a esta filosofía de Oriente es que todo es impermanente y que la única constante es precisamente el cambio.
En la filosofía budista se dice que el ego es una ilusión, es decir, un “conglomerado” físico, emocional, psicológico y cultural que condiciona nuestras acciones. Si no hay ego (porque no hay tal identidad fija), entonces no hay un yo al que aferrarse, o un alma eterna. De ser así, ¿de dónde proviene el miedo a la muerte?
Para averiguar si la perspectiva budista elimina ese temor existencial a la muerte, Shaun Nichols de la Universidad de Arizona preparó una investigación. Los especialistas fueron los primeros sorprendidos ya que, según el reporte publicado en Cognitive Science, el miedo a la muerte estaba más exacerbado entre los monásticos budistas que en la gente “de a pie” y quienes viven de manera mundana.
También se le preguntó a monjes del Tíbet, de Bután, y a algunos hinduistas si estarían dispuestos a ceder su propia vida para alguien más, familiares o extraños. ¿Qué se encontró? Que la conciencia de finitud no necesariamente hacía a estos místicos profesionales personas dispuestas a ceder años de su vida para que otro viva más tiempo.
Y es que para la investigación también se reclutó y entrevistó a personas laicas, sin importar el credo, y al parecer los embates del día a día también estimulan la resiliencia y la empatía en gente que no necesariamente vive en retiro contemplativo. Para quienes han tenido pérdidas dramáticas de algún ser querido o experiencias cercanas a la muerte, la disposición a soltar su yo puede surgir sin haber pasado décadas de recogimiento en las montañas.
Sin que se planeara así, dicho estudio arrojó datos extraños, especialmente al revelar que esta filosofía no convierte a sus monjes en santos; y aunque el budismo se ha popularizado por conceptos como el desapego, el altruismo y la compasión, llevar esto a la práctica es complejo hasta para los eruditos.
La científica y tuitera Nina Strohminger fue una de las sorprendidas con estos resultados paradójicos. Pero lo que esto aclara es que, a pesar del entrenamiento y el estudio, el miedo a la mortalidad es algo humano, inherente a todos y sobre lo que no tenemos control, así que aun reconociendo el ego como una ilusión, no es fácil derribarla o que se desvanezca para siempre.
La filosofía occidental y oriental llevan siglos tratando de explicar el miedo a la muerte que todos llegamos a sentir frente a distintos sucesos. Tal vez sea algo que siga siendo un misterio y un motor que, de forma paradójica, nos hace buscar lo que nos hace sentir vivos.
Y en cuanto al budismo, forma de pensamiento, autodisciplina y búsqueda espiritual milenaria, también se caracteriza por desbancar dogmas y hacernos trascender del sentido literal de las palabras. Así, cuando escuchamos esa vieja y discutida frase: “Si en el camino te encuentras con Buda, ¡mata a Buda!”, de ninguna manera es una incitación a llevar a cabo esa acción de forma textual.
Más bien, esa frase de un antiguo koan zen opera de forma simbólica. En el camino a la iluminación vas a toparte de frente con ideas preconcebidas y prejuicios, y miedos, por supuesto, como el miedo a la muerte; entonces, si en tu travesía puedes ver y aceptar esas ideas preconcebidas, ¡mátalas! Que no sean un obstáculo.

¿De verdad los monjes budistas pueden dejar de temer a la muerte? En ese planteamiento se cuela una proyección muy occidental: la necesidad de superhéroes. Sin embargo, Siddharta Gautama (el buda histórico) era un hombre de carne y hueso; un príncipe, sí, pero un monarca que escapó de su reinado para comprender lo que es el sufrimiento humano y la condición de mortalidad.
La mortalidad nos hace humanos; también el miedo. Así que si tenías la idea de que los monjes budistas no sufren, no temen y no pasan por contradicciones, ahora incluso la ciencia ha recogido datos de estas paradojas.
Fuente:

https://ecoosfera.com/2018/04/budismo-miedo-a-la-muerte-monjes-budistas/