"Nuevo Paradigma"
Heike Freire, autora de Educar en verde, asegura que “hay que favorecer en los niños el amor al planeta, antes que pedirles que lo salven”.
Antes que “salvar” el planeta, vamos a “amar” el planeta… Esa es la lección primordial que ha aprendido Heike Freire al cabo de dos largas décadas como pedagoga y comunicadora y autora de Educar en verde (Grao) intentando transmitir a los profesores esa pasión contagiosa que llevan los niños en su propia
naturaleza.
https://www.mundonuevo.cl/heike-freire-antes-que-salvar-el-planeta-debemos-amar-el-planeta/?fbclid=IwAR270zcUrofEbK01Vgr7FAtNmV9yS2iSh0KYOFi_e2mseTaChjxVjad9jjM
Heike Freire, autora de Educar en verde, asegura que “hay que favorecer en los niños el amor al planeta, antes que pedirles que lo salven”.
Antes que “salvar” el planeta, vamos a “amar” el planeta… Esa es la lección primordial que ha aprendido Heike Freire al cabo de dos largas décadas como pedagoga y comunicadora y autora de Educar en verde (Grao) intentando transmitir a los profesores esa pasión contagiosa que llevan los niños en su propia
naturaleza.
¿Qué es exactamente la pedagogía “verde”? ¿Es una nueva forma de enseñar centrada en la naturaleza o es algo más?
Se trata más bien de un enfoque educativo basado en la confianza, en la inteligencia innata con la que cada ser vivo está equipado. Los niños, niñas y jóvenes tienen dentro de sí todo lo que necesitan para crecer y desarrollarse plenamente. Las recompensas (pedagogía blanca) y los castigos (pedagogía negra) desorientan. La pedagogía “verde” propone a cambio un acompañamiento consciente de los procesos naturales de desarrollo, autoconcimiento y aprendizaje de los niños. El contacto con el entorno natural favorece ese reencuentro, la reconexión con nosotras mismas y con el planeta. La naturaleza es un espacio sabio y vivo del que nuestra especie emergió hace cientos de miles de años. Es a la vez madre y maestra. Nos ofrece experiencias que no tienen sustitutivo, especialmente en la infancia. Integrarla en la educación es empezar a construir esa transición ecológica que tanto necesitamos.
¿El medio ambiente debería ser pues una “nueva” asignatura?
Yo creo que debería ser una materia transversal, que empapara todos los demás conocimientos. Tendría que ser el eje de todo el edificio curricular. De un currículo mucho más concreto y flexible, donde cada cual pudiera construir su propia trayectoria. No tenemos mucha idea de lo que requerirá el mercado de trabajo dentro de diez o quince años, pero sabemos que necesitaremos buenas personas, buenos padres y madres, hermanos y vecinos atentos y solidarios… Que necesitaremos agricultores para producir alimentos locales, no contaminados. Biólogos capaces de reparar los ecosistemas que estamos dañando. Ingenieros que puedan desarrollar tecnologías limpias y sencillas imitando la sabiduría de la naturaleza… Artistas e intelectuales que puedan crear historias e imágenes que simbolicen una nueva cultura centrada en la vida y enraizada en la tierra. Sabemos que necesitaremos buenos ciudadanos y ciudadanas comprometidos con una ética del cuidado, que amen profundamente el planeta, que sepan cuidarlo, respetarlo, y en armonía con las todas las formas de vida humanas, no humanas y más que humanas.
Hablas de la necesidad de “renaturalizar” las escuelas, ¿acaso no tendríamos que empezar por renaturalizar las ciudades? Muchas escuelas no tienen siquiera un espacio verde cerca…
Desde luego. Y cada vez son más los ayuntamientos conscientes de esta necesidad, de la estrecha relación que existe entre el cuidado y la renaturalización de sus espacios y la salud y el bienestar de sus ciudadanos. Las familias y las escuelas pueden apoyar este impulso saliendo con frecuencia a los entornos verdes cercanos, reivindicando que se renaturalicen más espacios, ocupando solares abandonados para transformarlos en huertos y jardines gestionados por las propias comunidades educativas y vecinales, como ya es el caso en varios lugares. Además, al transformar los patios de cemento y hormigón en áreas donde se puede jugar con agua y tierra, en bosquecillos y vergeles, estamos dotando a las ciudades de nuevos espacios verdes, lo que redunda en beneficio de todos.
Seguir leyendo en:“La infancia es la etapa de la vida del ser humano en la que se construye su vínculo con el entorno natural”.
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