"Nuevo Paradigma"
La música es lo contrario a la soledad (aunque se escuche a solas)
La música implica un mundo social aunque se escuche a solas. Al escuchar música, nuestro cerebro se siente parte de algo más grande y social
Basta salir a la calle y observar a la gente para notar un rasgo en común: muchos, si no la mayoría, utilizan audífonos. El paisaje moderno se pinta de seres bailando a solas una melodía que nadie más que ellos puede escuchar. Parece que los audífonos y los smartphones nos aíslan del mundo, ¿pero estamos realmente solos cuando escuchamos música?
La música es lo contrario a la soledad (aunque se escuche a solas)
La música implica un mundo social aunque se escuche a solas. Al escuchar música, nuestro cerebro se siente parte de algo más grande y social
Basta salir a la calle y observar a la gente para notar un rasgo en común: muchos, si no la mayoría, utilizan audífonos. El paisaje moderno se pinta de seres bailando a solas una melodía que nadie más que ellos puede escuchar. Parece que los audífonos y los smartphones nos aíslan del mundo, ¿pero estamos realmente solos cuando escuchamos música?
Istvan Molnar-Szakacs, doctor en neurociencia de la Universidad de California, cree que la música por sí misma es capaz de crear una ilusión de pertenencia. Y es que quién no ha sentido que:
Cuando estás a solas en tu casa, la sientes vacía. Y después pones algo de música, y de pronto te sientes mejor porque ya no estás solo. No es que literalmente no estés solo, sino que te sientes acompañado.
Molnar-Szakacs afirma que las neuronas espejo de nuestro cerebro explican esta sensación de acompañamiento súbito. Las neuronas espejo se activan, por ejemplo, cuando vemos un video de alguien que va en bicicleta y de pronto se cae. Sentimos una empatía súbita, como si la caída nos doliera a nosotros (incluso la risa es una sensación empática, porque el organismo se alegra de no estar en esa situación dolorosa). Lo mismo ocurre al escuchar música: al oír una guitarra, nuestro cerebro cree que está tocando la guitarra.
La música es lo contrario a la soledad (aunque se escuche a solas)
La música es social desde el inicio mismo de la civilización. Jay Schulkin y Greta Raglan, de la Universidad de Georgetown, publicaron un artículo en la revista Frontiers in Neuroscience donde explican que la música precede al lenguaje articulado: la madre le canta a la cría para calmarla, la melodía une a la congregación religiosa, y el ritmo de los tambores guía a los ejércitos rumbo a la guerra.
Según Schulkin y Raglan:
La música es típicamente algo compartido, algo social; puede que cantemos en la ducha o durante una caminata a solas, pero la mayor parte del tiempo, la música es social, comunicativa, expresiva y orientada a otros… Te pones los audífonos y estás escuchando música, pero la música no deja de ser parte de un mundo social más amplio.
Por lo anterior es extraña la moda de los “conciertos silenciosos” (silent raves), en los que un grupo se reúne para bailar al ritmo de los audífonos que cada uno lleva. Más allá de la moda (o de la invención de un nuevo tipo de fiesta que no moleste a los vecinos), la música grabada ha sufrido el estigma de ser “antisocial” desde el fonógrafo de Edison.
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